Las
apariciones no son siempre a niños, también se aparece a adultos de
todas las edades y condiciones sociales. A veces, se presenta a unas
pocas personas; pero, otras veces, se presenta a miles de personas,
incluso ateos y de otras religiones. Tampoco faltan manifestaciones
calladas y mensajes claros a través de sus imágenes, que lloran hasta
lágrimas de sangre o transpiran aceite perfumado. Muchos grandes
santuarios han tenido su origen en alguna aparición mariana, pero en
todos los lugares se ha erigido, al menos, una capilla para no olvidar
su visita y recordar los milagros que han sucedido.
Las
apariciones bien documentadas son más de mil. Solamente en el siglo XX
son cerca de cuatrocientas. Esto sin contar las muchas apariciones
privadas y personales. Hablando más en concreto, diremos que, hasta el
año 1400, las apariciones documentadas son relativamente pocas: ciento
sesenta y ocho aproximadamente. Esto se debe, no a que no hayan existido
en mayor cantidad, como en los siglos posteriores,sino a la falta de
documentos que las acrediten. Desde 1400 a 1600 hay 209 apariciones bien
documentadas en veintiséis países, especialmente en Europa.
Entre 1600 y 1800 hay 131 apariciones en veinticuatro países. Entre 1800 y 1900 las apariciones bien conocidas son 118 en diecinueve países. Sólo en el siglo XX hay información de 395 y, seguramente, hay muchas más. Lo cual significa que, aun considerando que algunas puedan no ser verdaderas, de hecho, María se ha aparecido más de mil veces en la historia de la Iglesia.
¿Para qué?
Los
motivos han sido diversos según las circunstancias. Muchas veces, se ha
aparecido para sostener a los cristianos durante las persecuciones y a
los mártires para darles fortaleza ante el martirio. También se ha
aparecido para defender a los fieles contra las herejías, incluso para
defenderlos en las batallas. A veces, lo ha hecho para asegurarlos en la
fe católica. En Lourdes, por ejemplo, ha querido confirmar el dogma de
la Inmaculada Concepción, proclamado cuatro años antes por el Papa. En
estos últimos tiempos, sus apariciones son más frecuentes, porque la
humanidad, según dice Ella, está al borde de un cataclismo y urge un
cambio de vida; ya que, de otro modo, vendrán graves desgracias para
todo el mundo. Y Ella como Madre, nos avisa y nos pide conversión,
oración y penitencia.
Normalmente,
en las apariciones se presenta como una Madre, Madre de todos sin
excepción. Viene con vestidos de distinto color. El manto que viste,
símbolo de su protección maternal, es también de diferentes colores. El
color de su rostro también es distinto según los lugares. Juan Diego, en
México, la vio con rostro mestizo. En otros lugares, aparece con rasgos
árabes, chinos, indios o africanos. ¿Por qué? Porque quiere asemejarse a
todos sus hijos, ya que quien se aparece, no es tanto la María
histórica, sino la “persona” celeste de María, que es Madre de todos. A
los videntes les habla en su propio idioma o dialecto, les da confianza
hasta para jugar con Ella y les hace sentir su amor de Madre, sobre
todo, a los niños.
A
menudo se presenta sola, pero también, muchas veces, viene con el niño
Jesús. En ocasiones, aparece con San José o ángeles que la acompañan.
Su
presencia suele venir acompañada de fenómenos luminosos: luces,
rayos,truenos, perfumes, fenómenos prodigiosos en el sol... En
muchísimos casos, deja un manantial de agua para la curación de los
enfermos y consuelo de los afligidos. Siempre se presenta muy joven,
unos quince años, pero no más de treinta. A veces, llora, cuando habla
de la gravedad de los pecados y de los castigos que amenazan al mundo,
pero también sonríe con amor de madre.
Fernando González Silva
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