Lucía de Jesús, de 10 años y sus primos, Francisco y Jacinta Marto, de 9 y 7 años, cuidaban un pequeño rebaño en Cova da Iría, en Fátima, el 13 de mayo de 1917 cuando, tras haber rezado el rosario como hacían habitualmente, vieron una luz brillante y encima de una pequeña encina una «Señora más brillante que el sol» con un rosario blanco
en las manos. Así lo relatarían después los tres pastorcillos a los que
la Virgen les dijo que rezaran mucho y los invitó a volver en los días
13 de los siguientes cinco meses al mismo lugar y a la misma hora, como
ellos hicieron.
Cerca de 70.000 personas
les acompañaban cuando se apareció por última vez el 13 de octubre. La
Virgen les dijo que era la «Señora del Rosario» y pidió que se
construyera en el lugar una capilla. «Después de la aparición todos los
presentes observaron el milagro prometido a los tres niños en julio y
septiembre: el sol, pareciéndose a un “disco” de plata, se le podía
mirar sin dificultad alguna y giraba sobre sí mismo como si fuese una
rueda de fuego, que fuera a precipitarse sobre la Tierra», reseñan en el santuario.
El 17 de Octubre, O Día, un periódico de Lisboa escribió lo siguiente:
"A la una de la tarde, medio día por el sol, la lluvia cesó. El cielo, con un color gris perlado, iluminaba el vasto paisaje árido con una luz extraña. El sol tenía un velo delgado transparente, así que los ojos se podían fijar fácilmente en el. El tono gris madre perla se tornó en una sábana de plata la cual se rompió cuando las nubes se abrieron y el sol de plata, rodeado en la misma luz de gris transparente, se vio girar y voltear en el círculo de las nubes abiertas. Un grito salió de cada boca y la gente cayó de rodillas en el suelo pantanoso. La luz se volvió un hermoso azul como si hubiera venido a través de vidrios ahumados de ventanas de catedral y se esparció sobre la gente quienes estaban arrodillados con las manos abiertas. El azul se desvaneció despaciosamente y entonces la luz parecía pasar a través de un vidrio amarillo. Manchas amarillas cayeron sobre los pañuelos blancos y sobre las faldas oscuras de las mujeres. También se vieron en los arboles, en las rocas y en la sierra. La gente lloraba y rezaba con las cabezas descubiertas en la presencia del milagro que ellos habían esperado".
Otro periódico grande de Lisboa, O Século, mandó a su editor, Avelino de Almeida al lugar de las apariciones. El llego preparado para ridiculizar las apariciones, sin embargo esto es lo que escribió:
"Desde la carretera, donde los vehículos estaban parqueados estaban congregadas cientos de personas que no se atrevían a atravesar el pantanero, uno podía ver la inmensa multitud que miraba hacia el sol, el cual aparecía estar libre de las nubes y en su cenit. Parecía como una placa de plata desteñida y era posible mirarle sin ninguna incomodidad. Podría haber sido un eclipse que estaba tomando lugar. Pero en ese momento un gran grito se escuchó y uno podía escuchar los espectadores más cercanos gritando: "Milagro!, milagro!" Ante los ojos atónitos de la multitud, cuyo aspecto era bíblico como si estuvieran descubiertos, ansiosamente buscando el cielo, el sol tembló, hizo unos movimientos increíbles fuera de sus leyes cósmicas - el sol "bailó" - de acuerdo a las expresiones típicas de la gente.
El Doctor Joseph Garrett, un profesor de ciencias en la Universidad de Coímbra escribió esto:
Este no fue el centelleo normal de un cuerpo celestial, porque el sol giró alrededor de sí mismo en un remolino loco, cuando repentinamente el clamor se escuchó de toda la gente. El sol, remolineando, parecía perderse a si mismo del firmamento y avanzar amenazantemente sobre la tierra como si fuera a aplastarnos con su gran peso abrasador. La sensación durante estos momentos era terrible.
Trece años después, tras un riguroso examen, la Iglesia Católica pronunció las Apariciones de Fátima como auténticas en Octubre 13 de 1930 con esta declaración del Obispo de Leiria:
"Nosotros estimamos bien:
1) Declarar dignas de crédito las visiones de los pastorcitos de la Cova de Iría, en la parroquia de Fátima de esta Diócesis, los días 13 de los meses desde Mayo hasta Octubre de 1917:
2) darle permiso oficial al culto de Nuestra Señora de Fátima."
Aún se le
aparecería posteriormente a Lucía en España, siendo ésta religiosa de
Santa Dorotea, el 10 de diciembre de 1925 y el 15 de febrero de 1926 en
el Convento de Pontevedra y en la noche del 13-14 de junio de 1929, en
el Convento de Tuy.
La Virgen confió a los tres pastorcillos tres secretos
que conservó en solitario Lucía tras la muerte de los dos pequeños. El
primer secreto anunciaba el final de la Primera Guerra Mundial y el
estallido de una segunda guerra más devastadora. El segundo presagiaba
la caída del comunismo en Rusia y la transformación de aquella gran
nación que había contribuido a la difusión del ateísmo. En 2000 Juan
Pablo II sorprendió revelando el tercer secreto de Fátima: las
persecuciones contra la Iglesia y el atentado casi mortal que sufrió el
13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.
Fuerteventura, Mayo de 2007
Fuerteventura, Mayo de 2007
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