En esta ocasión nos trasladamos a Francia y a una de las apariciones aprobadas por la Iglesia. La devoción a la Medalla Milagrosa tiene su origen en las tres apariciones de la Virgen a la joven novicia Catalina Labouré en 1830 en la casa madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en París.
Según contó la hermana, el
18 de julio vio a la Virgen sobre un globo, con un globo en sus manos
que irradiaban luz. Alrededor de la figura apareció un óvalo que llevaba
en letras doradas las palabras «Oh, María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti»; en la parte de atrás aparecía la
letra M coronada con una Cruz y con un travesaño debajo, y debajo los
Sagrados Corazones de Jesús y María, el primero rodeado por una corona
de espinas, y el segundo atravesado por una espada, recoge la Enciclopedia Católica.
El 27 de noviembre se
volvería a aparecer y la Virgen le encargaría acuñar una medalla con la
imagen y le prometería conceder gracias a quienes la llevaran una vez
bendecida. La última visión tuvo lugar en diciembre. Catalina comunicó
las peticiones de la Virgen María a su confesor, el Padre Aladel, pero
éste le prohibió pensar en ello. Días después tomaría el hábito y se
iría al hospicio de Enghien, al este de París, donde atendió a los
pobres a lo largo de 46 años.
El director espiritual de
la hermana Catalina investigó la aparición y pidió al arzobispo de París
autorización para realizar las primeras medallas. Cuando en febrero de
1832 se extendió una epidemia de cólera en París y las hermanas
distribuyeron las primeras medallas, «se multiplicaron las curaciones
así como las protecciones y conversiones», señala la web de la Capilla de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. De ahí que la medalla pronto fuera calificada como «milagrosa».
Un hecho notable
relacionado con la Medalla Milagrosa, con sanción eclesiástica y
registrado en el Oficio de la fiesta, fue la conversión poco después del
judío Alfonso Ratisbonne en Roma. De este hecho nos ocupamos en otra de
las páginas de www.aparicionesvirgen.com
En 1847, el superior
general de la Congregación de Sacerdotes de la Misión obtuvo del Papa
Pío IX el privilegio de establecer en las escuelas de las Hermanas de la
Caridad una confraternidad bajo el título de Inmaculada Concepción que
adoptó la Medalla Milagrosa como su emblema. Sus miembros, conocidos
como Hijos de María, la usan colgada de una cinta azul.
El 23 de julio de 1894, el
Papa León XIII instituyó una fiesta el 27 de noviembre con un Oficio y
Misa especiales, de la Manifestación de la Inmaculada Virgen bajo el
título de Medalla Milagrosa.
Santa Catalina Laboure descansa en Rue du Vac, en Paris. Su cuerpo esta incorrupto.
Santa Catalina Labouré fue canonizada en 1947 por el Papa Pío XII.
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